viernes, 28 de mayo de 2010

Versos moriscos en el metro de Madrid



Ya no tocaba la bella
la campana de l’Alhambra
porque en las Torres Bermejas
bañaba de plata el alba.
Cuando, sin haber dormido
recuerda el moro Abenámar
con más cuidado que sueño
que mal duerme quien bien ama.
Y viendo que sale el sol
y que no sale Daraxa
con lágrimas de sus ojos
aqueste llanto acompaña:
«Si amanece el alba
bordando los cielos
para mí con celos
anochece el alma».
Paso llorando la noche,
aguardando la mañana,
y es de condición tu sol
que, no saliendo, me abrasa;
vanse tus claras estrellas
en mi desengaño claras,
y aunqu’el sol no es para mí
que para mí todo es agua,
¿qué importa qu’el sol hermoso
de las Indias venga y vaya
a traer a España el día
si se esconde el de tu cara?
Si amanece el alba
bordando los cielos
para mí con celos
anochece el alba.


Esta mañana, camino del trabajo, apretujado en el vagón de metro como cada mañana, pude leer, en una de las pegatinas ilustradas de la conocida campaña Libros a la calle, esta joya morisca. Un hermoso romance escrito en el siglo XVII.

Al parecer, el poema viene recogido en el libro La literatura secreta de los últimos musulmanes de España, recientemente editado con motivo del cuarto centenario de la expulsión de los moriscos.


Fotografía tomada de http://nomadas.abc.es/usuario/myghelon/

lunes, 24 de mayo de 2010

Ismael Serrano. Madrid 22.05.10



Genial espectáculo el del sábado en Madrid. Mientras el Bayern de Munich y el Inter de Milán jugaban su Champion League en el Santiago Bernabeu, a escasos cien metros, en la otra acera de la Castellana, Ismael Serrano deleitaba a los asistentes con un espectáculo entre lo musical y lo teatral, en el que el cantautor demostraba que no sólo es un excelente letrista y compositor, sino también todo un showman.

El escenario se convertía en un acogedor salón: en el centro un viejo sillón de capitoné, lámparas con tulipas con flecos y un teléfono de los de antes; a la derecha, junto al teclista, una maleta y un viejo baúl sobre el cual reposa una esfera del mundo; y a la izquierda una pequeña barra de bar. Nada más sugerente que este atrezo para la gira del último disco del madrileño, titulado Acuérdate de vivir.


Tras acomodarse los músicos en los instrumentos, Ismael entra en escena vestido de traje claro y corbata, deja un portafolios sobre el sillón e invita a todos los asistentes a ponerse cómodos y a sentirse como en su propia casa. ¡Comienza el espectáculo!

En la primera mitad del concierto da un repaso a los temas más nuevos, dejando sus canciones más conocidas para el final. Entre canción y canción Ismael realiza un monólogo a cerca de alguno de sus peculiares vecinos, cuya historia sirve de introducción al siguiente tema. Al final del espectáculo, por una serie de cómicas casualidades, las diferentes historias contadas, confluyen en dos vecinos, que no son otros que La extraña pareja, terminando así un espectáculo redondo de tres horas de duración.


La gira Acuérdate de vivir que comenzó el pasado 9 de abril en Bilbao, continuará por diferentes capitales de España hasta finales de julio, después Ismael Serrano viajará con su música a Chile y Argentina para regresar a los escenarios españoles una vez terminado el invierno austral.

Más información en: http://www.ismaelserrano.com/

miércoles, 12 de mayo de 2010

La Colonia de Santa Eulalia

Administración de Correos y Telégrafos y fachada
de la antigua hospedería de la Colonia de Santa Eulalia

Hace ya algún tiempo que hablé de esta colonia agrícola semiabandonada, la cual descubrí por casualidad cuando decidí colarme en el viejo caserón de los Giles. En esta ocasión me gustaría contar algo acerca de la histórica colonia y aprovechar para dejaros algunas fotografías, que tomé el pasado verano, de los ruinosos edificios decimonónicos que allí pueden encontrarse.

La Colonia de Santa Eulalia se encuentra entre las localidades de Sax y Villena, en el interior de Alicante. Fue edificada de nueva planta a finales del siglo XIX, en base a la ley de colonias agrícolas de 1868, que buscaba fomentar el cultivo de grandes extensiones de tierra deshabitadas, dentro del marco del socialismo utópico, y tomando como modelo las colonias textiles existentes en Cataluña.

Don Antonio Padua Saavedra, Conde de Alcudia, puso el terreno: unas 138 hectáreas de tierras fértiles, situadas en la ribera del Vinalopó, en el lugar donde el río alcanza su máximo caudal; y Don Mariano Bertodano y Roncali puso el dinero necesario para la construcción de la colonia, dinero que consiguió tras el casamiento con la hija de un indiano, que más tarde le abandonaría por el Conde de Alcudia.

La colonia, autosuficiente, tenía como fin el cultivo, recolección y elaboración de productos agrícolas y para ello contaba con una fábrica de harinas, una fábrica de alcoholes, almazaras, bodegas, lagares y almacenes varios. Tal debió ser su importancia entre los años 1887, en que fue declarada Colonia Agrícola de Primera Clase, y 1925, que la colonia llegó a contar con una estación de ferrocarril, hoy desaparecida, un teatro, un casinete, una hospedería, una administración de Correos y Telégrafos, numerosas viviendas y hasta un palacio para los condes.

Fachada principal del Palacio de los Condes

El Palacio de los Condes, de estilo modernista, se comenzó a construir en 1898. Destaca en la fachada principal, sobre un frontón semicircular, un relieve alegórico de Agricultura e Industria.

Detalle del frontón que corona la fachada principal
del Palacio de los Condes

Fallada lateral del Palacio


En el centro de la colonia se encuentra el que quizás sea el edificio más emblemático de Santa Eulalia, la fábrica de alcoholes "La Unión" y la bodega anexa, que destaca por su verticalidad y cuya chimenea cuadrangular puede verse desde cualquier punto de la colonia. En ella se destiló el coñac Santa Eulalia hasta 1936.


Bodega anexa a la fábrica de alcoholes "La Unión"

En uno de los laterales de la Plaza de San Antonio, rodeada principalmente por viviendas, se encuentra la fábrica de harinas "El Carmen", un enorme edificio de tres plantas, en cuya fachada principal destaca la línea recta y el contraste producido por el blanco del encalado y el rojo intenso del ladrillo cara vista.


Muy cerca de allí se encuentra el pequeño Teatro Cervantes. A través de los muros derruidos de lo que fuera el escenario puede verse la austera decoración del interior, compuesta principalmente por frescos con retratos de célebres personajes de la dramaturgia y escenas cotidianas de la colonia.




Como puede apreciarse en las fotografías los edificios de la Colonia de Santa Eulalia se encuentran en un estado bastante lamentable y, o las localidades de Sax y de Villena, la diputación provincial de Alicante y la Generalitat Valenciana arriman el hombro y se hacen cargo de su restauración, o estos edificios, de indudable valor histórico y arquitectónico, terminarán desmoronándose irremediablemente.

lunes, 3 de mayo de 2010

El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias


Fotografía de Manuel Estrada Cabrera

Miguel Ángel Asturias, único ganador guatemalteco del Premio Nobel (1967), terminó de escribir El Señor Presidente en 1932, a partir de la reescritura de un cuento titulado Los mendigos políticos, de 1923, permaneciendo inédita hasta 1946. El Señor Presidente es considerada una de las novelas precursoras del realismo mágico, en pleno auge dos décadas después, y por su temática se encuadra dentro del subgénero de las novelas del dictador, que aborda la constante histórica de las dictaduras militares en los países hispanoamericanos. Otras obras pertenecientes a esta corriente son: Facundo (1845) del argentino Domingo Faustino Sarmiento, Tirano Banderas (1926) del español Ramón María del Valle-Inclán, Yo el Supremo (1974) del paraguayo Augusto Roa Bastos, El otoño del patriarca (1975) del colombiano Gabriel García Márquez o la más reciente La fiesta del chivo (2000) del peruano Mario Vargas Llosa.

Aunque en el libro no se menciona en ningún momento el lugar en el que transcurre la acción, no es difícil imaginar que pudiera tratarse de Guatemala en tiempos del dictador Manuel Estrada Cabrera (1898-1920), bajo cuyo gobierno creció Miguel Ángel Asturias.

En la novela aparecen una veintena de personajes que encarnan los tipos populares de la Guatemala de comienzos del siglo XX. El lenguaje que utilizan algunos de ellos, con el empleo de numerosos indigenismos, modismos regionales, errores sintácticos, onomatopeyas y expresiones vulgares; conforman parte del estilo lingüístico de Asturias y obligan al lector (al menos al de esta orilla del Atlántico) a realizar una lectura pausada para poder comprender lo que dicen. La caricaturización a que somete Asturias a los personajes, la exageración y su degradación hasta lo grotesco, recuerdan bastante los esperpénticos personajes de Valle-Inclán.

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