martes, 8 de junio de 2010

De quinterías y amapolas a orillas del Júcar


El pasado fin de semana volví, como tantas veces, a tierras manchegas. Y el sábado por la mañana quise aprovecharlo para pasear por las orillas del Júcar, a su paso por Tarazona de la Mancha, en Albacete. No llevaba la cámara de fotos, pero no pude resistirme a tomar algunas fotografías, aunque fuera con el teléfono móvil, de los -ya por pocos días- coloridos campos.


Aprovechando de paso para echar un vistazo a algunas de las antiguas casas de labor, o quinterías manchegas, que fui encontrando por el camino.


Estas casas antiguamente debieron de dar cobijo a los gañanes durante sus interminables jornadas de trabajo. Hoy, inútiles, se encuentran en su mayor parte cubiertas por una exuberante vegetación, con las techumbres de carrizo y vigas de madera desmoronadas, y sus muros, desnudos ya de la cal que debió cubrirlos, dejan a la vista mamposterías y aparejos de adobe que dan  unas pinceladas de color ocre a las coloridas riberas del Júcar, colmatadas de amapolas en esta época del año.

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