martes, 29 de septiembre de 2009

Wake Me Up When September Ends

"El verano llegó y ya ha pasado,
la inocencia puede que no se pierda nunca,
despiértame cuando termine septiembre..."

Green Day



Esta noche 18 mil espectadores podrán despedir el verano junto a los Green Day en el Palacio de Deportes de Madrid. El grupo estadounidense regresa a la capital española tras 5 años de ausencia para presentar su último álbum 21st Century Breakdown, aunque la banda ha prometido dar un repaso a los temas más conocidos de su discografía.

A mi me hubiese encantado asistir, pero de momento sigo trabajando en Caudete (ya van 3 meses); así que me conformaré con escuchar este Wake Me Up When September Ends mientras afuera sigue lloviendo a manta por tercer día consecutivo. Y es que este año el otoño llega puntual y, tras un verano tan caluroso como el que hemos tenido, la gota fría promete hacer estragos.

domingo, 27 de septiembre de 2009

USA. Día 7: Los amish de Pennsylvania Dutch Country


16 de junio de 2009, martes.



A pesar de que el motel no era muy confortable y que por el mismo precio seguramente pueden encontrarse alojamientos mejores por la zona, lo cierto es que estábamos tan cansados que dormimos de un tirón hasta las nueve de la mañana.

Cuando bajamos a desayunar, en la recepción había un joven de rasgos hindúes o pakistaníes, muy amable, que cuando me vio sacar fotos de casi todo como un japo, quiso contarme la historia del antiguo caserón, en donde se encuentran la recepción del motel y el comedor, e incluso me enseñó algunas dependencias que conservan parte de su decoración original y que se encuentran cerradas a la clientela.

Este motel de la cadena Rodeway Inn, situado al sureste de Lancaster, al parecer había sido hasta hace no muchos años la casa de una familia amish, que había vivido aquí cuidando de sus animales y de su huerto, ahora convertido en área de aparcamiento.

Cuando terminamos de desayunar cogimos el coche y nos fuimos a recorrer las carreteras secundarias de esta región conocida como Pennsylvania Dutch Country con el fin de aprender algo más sobre el estilo de vida de las familias amish.

La región de Pennsylvania Dutch Country abarca un territorio de unos 30 km de largo por 25 km de ancho, al este de Lancaster. Esta zona es habitada por comunidades religiosas anabaptistas como los amish y los mennonitas. Estas comunidades cristianas protestantes, perseguidas en sus países de origen, principalmente Suiza y Alemania, se instalaron a principios del siglo XVIII en el estado fundado por el cuáquero William Penn, que promulgaba la libertad religiosa. Al hablar dialectos alemanes, se les acabó conociendo con el sobrenombre "dutch", por derivación del vocablo "deutsch". De hecho, hoy en día, las comunidades amish siguen hablando un dialecto alemán conocido como "deitsch", y en la región existen multitud de poblaciones con nombres centroeuropeos como Strasburg o Soudersburg y otras con nombres tan curiosos como Paradise, Bird in Hand o Ephrata.

La mayoría de las familias amish viven en bucólicas granjas diseminadas por toda la región. Mantienen una forma de vida extremadamente austera, similar a la mantenida por sus antepasados en el siglo XVIII, tratando de mantenerse alejados de las influencias del mundo moderno. Valoran en gran medida la autosuficiencia del grupo y en general reniegan de todo aquello que pueda hacerles dependientes o derivar en la vanidad personal, como la televisión, la fotografía, el automóvil o incluso la electricidad. Es cuanto menos curioso que, en el país tecnológicamente más avanzado del mundo, los amish sigan trabajando la tierra de forma tradicional, sin usar maquinaria moderna, con aperos tirados por animales, y usando como medio de transporte carretas o buggies tirados por caballos. Estudian hasta los 14 años en sus escuelas y no realizan estudios universitarios. Trabajan mayoritariamente en el campo y en la construcción, siendo excelentes carpinteros. Además, pagan sus impuestos como cualquier ciudadano, pero sin embargo no aceptan las ayudas sociales, económicas o sanitarias del gobierno y ni siquiera hacen uso de sus escuelas.

Su aspecto físico y su vestimenta son otro de sus rasgos distintivos. Las mujeres llevan vestidos largos muy sencillos y generalmente cubren su cabello, recogido en un moño, con una cofia, blanca si están casadas y negra si están solteras. Los hombres visten pantalones oscuros con tirantes, camisas generalmente blancas y sombreros de ala ancha, generalmente de paja. Después de casarse pueden dejar crecer su barba, pero no el bigote, ya que lo consideran un símbolo del ejército y son pacifistas. Algo parecido pasa con los botones en algunas comunidades amish, teniéndolos prohibidos en sus ropas por considerarlos igualmente un referente del ejército.

Irónicamente, los amish se han convertido en una atracción turística, que atrae especialmente al turismo interior, haciendo que proliferen en la zona los centros comerciales, las cadenas de restaurantes, los alojamientos hoteleros y museos tan conocidos como el "The Amish Village". A pesar de ello, los amish "de verdad" hasta el momento parecen permanecer ajenos a este desarrollo y todavía no les ha dado por montar tenderetes con sus productos y artesanías, convirtiéndose, como ocurre con otras minorías por todo el mundo, en personajes de circo...

Bien es cierto que las tiendas o tenderetes de souvenirs también están proliferando en el Pennsylvania Dutch Country, pero éstas son regentadas y trabajadas por ciudadanos "modernos" disfrazados de amish.

Por la tarde nos acercamos a Columbia, pues nos hacía ilusión ver el río Susquehanna, tan sólo por que nos gustaba su nombre. Este río es uno de los más largos de la costa Este, atraviesa el estado de Pennsylvania de norte a sur y curiosamente contrasta su enorme anchura, de casi una milla en esta zona, donde delimita los condados de York y de Lancaster, con su escasa profundidad.

Quisimos continuar hasta York para visitar una fábrica-museo de Harley-Davidson (1425 Eden Road, York, PA), pero leyendo un folleto turístico vimos que ésta sólo realizaba tours por las mañanas de 9 a 14; así que decidimos aprovechar lo que quedaba de tarde comprando ropa en los Outlets cercanos al motel. Estuvimos en uno llamado Tanger, que tenía tiendas de las principales marcas a precios inferiores que las rebajas del Zara: CK, DKNY, Dockers, Levis, Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, etc...

lunes, 21 de septiembre de 2009

USA. Día 6: Gettysburg



15 de junio de 2009, lunes.


Tras visitar la Casa de la Cascada proseguimos nuestro camino hacia el Este. Teníamos reservada una habitación en un motel cerca de Lancaster. Así que por delante nos quedaban unas 230 millas que pensábamos recorrer con mucha calma. Deteniéndonos a fotografiar todos aquellos lugares pintorescos que encontráramos por el camino hasta llegar a Gettysburg, donde pensábamos realizar una parada algo más larga para recorrer los escenarios de la que fue quizás la batalla más importante de la Guerra de Secesión.




La primera parada la realizamos, poco después de comenzar nuestro trayecto, en Ohiopyle, con el fin de tomar algunas fotografías del río Youghiogheny. Ohiopyle es una diminuta población de no más de 40 casas, pero que al parecer es muy frecuentada los fines de semana y en época estival por turistas amantes de los deportes de aventura; de hecho pudimos ver varias tiendas donde vendían y alquilaban piraguas, canoas, kayaks, etc.

Continuamos unas pocas millas por la carretera 381 en dirección Suroeste hasta llegar a la histórica ruta 40, más conocida como National Road u Old National Trail, por ser la primera vía de importancia abierta por los Estados Unidos hacia el mítico Oeste. Fue construida entre 1811 y 1818 entre las ciudades de Cumberland (Maryland) y Wheeling (Virginia), con el fin de comunicar las rutas fluviales del Potomac y del Ohio, atravesando gran parte del estado de Pennsylvania. Posteriormente esta vía se siguió ampliando hacia el Oeste, hasta alcanzar la ciudad de Vandalia (Illinois) en 1839.

Nosotros la tomamos en dirección Este y tras pasar varias zonas boscosas y pueblos diminutos, con casitas que uno tan sólo está acostumbrado a ver en las películas, decidimos detenernos a comer en una pequeña población del norte de Maryland llamada Grantsville.

Y, casualmente, ¡encontramos el sitio perfecto!

The Casselman Inn, un antiguo caserón construido en 1824, que sirvió de hotel a las diligencias, carromatos y jinetes que se aventuraban a cruzar los Apalaches por la Old National Trail.

Esta bulliciosa ruta, a comienzos del siglo XIX, trajo además hasta esta zona del valle del río Casselman a familias amish-menonitas, procedentes principalmente de Alemania y Suiza. En 1964 los descendientes de una de estas familias amish adquirieron el viejo caserón, lo reformaron y en la actualidad siguen ofreciendo alojamiento y comida tradicional a precios económicos.

Nosotros aprovechamos para comer sano: pescado, ensalada y de postre un dutch apple pie y un blackberry pie, que fueron lo mejor de todo el viaje.

Con el estomago lleno continuamos nuestro viaje hasta Gettysburg, donde llegamos hacia las seis de la tarde.

En esta región de Pennsylvania, eminentemente agrícola, perdieron la vida en 3 días más de 52.000 soldados, más que en cualquier otra batalla librada antes o después en América del Norte.

Las casas de ladrillo rojo aún conservan aires del siglo XIX y pasear por sus calles despiertan en uno vívidas visiones del pasado.

En el Centro de Información Turística nos dieron un folleto en castellano con los hechos históricos que ocurrieron entre el 1 y el 3 de julio de 1863 y un mapa del Auto Tour Route, un itinerario de unas 24 millas y unas 3 horas de duración, para realizar en coche, que se compone de 16 paradas ordenadas cronológicamente siguiendo el desarrollo de la batalla más importante de la Guerra Civil. En estas paradas existen monumentos y carteles que describen los acontecimientos importantes del combate.

Regresamos al coche y recorrimos, he de reconocer que un poco a nuestro aire, el Campo de Batalla de Gettysburg, cruzando frondosas arboledas, bordeando cercas y ascendiendo a cerros y colinas en los que aún reverberan los sentimientos encontrados del Norte y del Sur.

En la primavera de 1863, el General Robert E. Lee reorganizó el ejército de Virginia del Norte en tres cuerpos de infantería y comenzó a marchar hacia el Oeste partiendo de Fredericksburg, a través de los pasos de la cadena de montañas Blue Ridge y luego hacia el Norte entrando en Maryland y Pennsylvania. Por segunda vez en menos de un año, Lee llevaba la guerra a suelo norteño. Su primera invasión había sido repelida en la batalla de Antietam.

El Presidente Lincoln, al enterarse de que el ejército de Lee estaba avanzando nuevamente, ordenó al Ejército del Potomac que lo siguiera. Lee no pudo conocer la posición exacta del enemigo, porque su propia caballería había partido en una incursión temeraria alrededor del Ejército de la Unión. Las columnas de avanzada de las tropas de la Confederación ya se encontraban en Carlisle y York cuando Lee se enteró de que toda la fuerza del General del Ejército del Potomac, George G. Meade, se hayaba en las proximidades. Quiso la casualidad que ambos ejércitos se enfrentaran en Gettysburg cuando una brigada confederada, que fuera enviada al lugar en busca de provisiones, observó a una columna de avanzada de la caballería del General Meade.

Al día siguiente, 1 de julio, comenzó la gran batalla. 83.000 soldados del Norte, al mando del General Meade, contra 75.000 del Sur organizados por el General Lee.

Los dos primeros días hubo más bajas del lado de la Unión, pero el 3 de julio se produjo un duelo de artillería entre los 230 cañones de ambos bandos, y los confederados lanzaron un ataque temerario con 14.000 soldados avanzando campo a través entre el fuego cruzado de la artillería, pereciendo miles de hombres del Sur en el intento.

El General Lee tuvo que retirarse con un ejército seriamente mermado. Uno de cada tres soldados perdieron la vida en los campos de Gettysburg, suponiendo esta batalla el punto de inflexión de la Guerra Civil a favor de la Unión.


Tras este largo paseo por los campos de Gettysburg, ya de noche, regresamos al pueblo para cenar, y seguidamente nos pusimos en marcha hacia el motel Rodeway Inn Italian Villa, al Este de Lancaster, en la región de los amish conocida como Dutch Country. Allí pasaríamos dos noches antes de regresar a Nueva York.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Todo va bien, no debes cuestionarlo. Trabaja, consume y calla.

En relación con la última entrada de Dinintel y con el post que escribí hace algún tiempo sobre 1984, os dejo un insurgente video que circula por la red...


jueves, 17 de septiembre de 2009

Final más que polémico del concurso "20 Blogs"


Hoy finaliza la fase de votación en el concurso "20 Blogs" que organiza el diario "20 Minutos" y a las 23:35, a menos de media hora para el cierre de votos, los blogs más votados son:
Deprisa, deprisa --- 176 votos
Oloblogger --- 164 votos
Anima-Blog --- 126 votos
KiENSUEÑO --- 121 votos

Con estos resultados cualquiera debería tener claro quien es el ganador, pero no señores, en el concurso más amañado de la blogosfera el ganador todavía puede ser cualquiera (redoble de tambores)... pues el pasado martes, a dos días para la finalización del concurso, la organización se sacó un as de la manga con la única finalidad de otorgar el premio de 3.000€ a quién les salga de los cojones y no a mi buen amigo de "Lo que me toca los cojones", un blog irreverente que arremete contra todo lo que se mueve, incluso en alguna ocasión contra el propio diario organizador del evento y si no échenle un vistazo a la estatuilla que me regaló por febrero del pasado año y que luzco orgulloso en mi vitrina...

Y de paso échenle un vistazo al comunicado publicado por "20 Minutos" y al escrito enviado a continuación al autor del blog que por número de votos debiera ser ganador. No tienen desperdicio. En sendos comunicados vienen a decir, más o menos: que se pasan las votaciones por el forro y que le darán el premio a quien les salga de los cojonazos...

Menos mal que, a pesar de tantos atropellos, en el concurso no ha faltado el buen humor ni blogs tan ingeniosos como el de El murmullo de las cucarachas, que hasta han inventado una rumba a esta fiesta de vanidades de los 20 Blogs, que llega algo tarde para ser la canción del verano, pero que amenaza con convertirse en la canción del próximo otoño. Pasen y vean... :D



domingo, 13 de septiembre de 2009

USA. Día 6: la Casa de la Cascada

15 de junio de 2009, lunes.


nos levantamos, hacia las 7:30, el desayuno nos esperaba en el salón principal de la casa "Country Seasons". Allí encontramos dos parejas canadienses que habían pasado también la noche en la casa, y mientras dábamos cuenta del zumo, el café y la bollería variada, conversamos con ellos, en nuestro inglés rudimentario, sobre Barcelona, ya que era la única ciudad que habían visitado en España.

Cuando terminamos de desayunar recogimos nuestro equipaje y nos despedimos de nuestros anfitriones, James y Liberty Sprague, que en todo momento se comportaron muy atentamente con nosotros.

Luego nos metimos en el pontiac y nos fuimos en busca de la famosa Casa de la Cascada, conocida en inglés como Fallingwater, obra del arquitecto Frank Lloyd Wraight.

Esta joya arquitectónica se encuentra en Route 381, Mill Run, PA, apostada sobre el arroyo del Oso (Bear Run) y rodeada de exuberante vegetación en las inmediaciones del río Youghiogheny.

La visita guiada cuesta 20$ por persona y los tickets pueden comprarse por internet. Está totalmente prohibido tomar fotos en el interior de la casa, pero en el exterior se puede aprovechar para dar un paseo por los senderos que la circundan y sacar fotografías desde diferentes perspectivas.

Diseñada entre 1934-1935 y construida durante 1936-1937 por encargo de Edgar Kaufmann, dueño de unos grandes almacenes en la cercana Pittsburgh, es considerada la obra maestra del que es para muchos el mejor arquitecto estadounidense.

La Casa de la Cascada se convirtió en la casa de campo de la familia Kaufmann desde su construcción hasta 1963, y desde 1964 se encuentra abierta al público.

La casa se construyó tratando de integrarla en el entorno natural, así la propia roca sirve en ocasiones de elemento estructural, soportando muros y vigas, y otras de elemento decorativo, conformando los muros de mampostería.

Sin embargo, marcan un claro contraste con el entorno sus formas ortogonales, su arquitectura de líneas rectas. La línea horizontal viene dada por los forjados y antepechos de las terrazas que, acabados en un monocapa color crema, vuelan sobre el arroyo del Oso. La línea vertical, además de por la propia cascada, aparece claramente marcada por los robustos muros de mampostería que conforman la chimenea, la cual parece soportar en el aire toda la casa.


En el interior el sonido de la cascada puede escucharse en todas las estancias. Las paredes se encuentran acabadas de manera similar al exterior, apareciendo de nuevo los muros de mampostería, de forma que interior y exterior parecen confundirse. El suelo igualmente es de piedra, pero ésta lleva un tratamiento de abrillantado que la asemeja a la piedra mojada del lecho del arroyo. En el salón, junto a la chimenea, varias rocas naturales afloran del suelo y muy cerca una escalera, que cuelga mediante cables de acero del forjado de la primera planta, permite bajar hasta una plataforma situada junto al arroyo.

Las candilejas de los techos, con el fin de ocultar la iluminación, las carpinterías ortogonales de las ventanas, las estanterías, así como casi todo el mobiliario, de marcadas líneas rectas, son diseños exclusivos para la Casa de la Cascada, realizados por Wright.

Sin lugar a dudas la Casa de la Cascada es el mejor ejemplo del concepto de Wright de "arquitectura orgánica": la unión armoniosa entre el arte y la naturaleza.

lunes, 7 de septiembre de 2009

USA. Día 5: Washington

14 de junio de 2009, domingo.


Como decía en el post anterior, sin duda acertamos con el hotel que habíamos reservado en Washington a través de la web de booking.com. La habitación en el Hyatt Arlington nos costó muy barata -87 $, unos 63 € al cambio- y estaba de lujo, muy amplia, bien decorada, cama de dos por dos y unos grandes ventanales desde los que podían verse los modernos edificios de cristal de la zona. Todo estaba muy nuevo, lo que hacía pensar que el hotel debía haberse inaugurado recientemente. Además la ubicación era perfecta para una visita de un día a la ciudad de Washington. El hotel se encuentra junto a la orilla Oeste del Potomac, en Arlington (Virginia), pegadito a la estación de metro de Rosslyn, a tan sólo una parada del Cementerio de Arlington y a nueve del Capitolio, a donde nos dirigimos nada más levantarnos para comprobar in situ que es cierto aquello de que presumen los habaneros cuando cuentan que el suyo se construyó a semejanza del de Washington, pero que es mucho más alto.


La mayoría de los monumentos y museos que hay que visitar en Washington se encuentran en el National Mall. Un amplio espacio público ajardinado repleto de banderas, estrellitas y otros símbolos patrios, que hacen sentirse al visitante como un ser diminuto ante la sobriedad de los edificios burocráticos. La mayoría de estos inmuebles son de estilo neoclásico, con fachadas, frontones, bajorrelieves y columnas de mármol blanco, que recuerdan a lo que debió de ser Roma en tiempos del Imperio. En los alrededores del Reflecting Pool, el Mall se convierte en un escaparate en el que se colmatan los memoriales a los caídos en las diferentes guerras, mostrando a unos la heroicidad de sus soldados y a otros la cara más oscura del sueño americano.


El National Mall, visto desde el aire, tiene forma de cruz latina. A los pies se encuentra el Capitolio y en el cabecero el Lincoln Memorial, que se encuentra situado en el interior de un edificio con forma de templo griego dórico. En este lugar fue pronunciado el 28 de agosto de 1963 el famoso discurso de Martin Luther King "I Have a Dream".



En el extremo del brazo norte de la cruz se encuentra la Casa Blanca y en el extremo del brazo sur el Jefferson Memorial, justo en el crucero se haya el Monumento a Washington, que alcanza los 169 m. de altura y debe tener unas vistas bestiales sobre el Mall, pero nosotros no pudimos subir pues cuando llegamos a él, hacia las 13:00, ya se habían agotado las entradas.

El monumento se levantó en dos fases y la verdad es que canta mucho la diferencia de tonalidad en la piedra.



En la parte Este del Mall, entre el Monumento a Washington y el Capitolio, se encuentran los museos gratuitos de la Smithsonian Institution. El más interesante por su contenido quizás sea el National Air & Space Museum. En el puede verse el planeador de los hermanos Wright, el Bell X-1 de Chuck Yeager, el Spirit of St Louis de Charles Lindbergh y el módulo de mando del Apollo 11.



Por su contenedor, que no tanto por lo que en él se expone, que es más bien poco, destaca sin duda el National Museum of the American Indian, diseñado por el arquitecto canadiense descendiente de indígenas Douglas Cardinal e inaugurado en septiembre de 2004. Destaca su fachada curvilínea de piedra caliza kasota de color dorado, que evoca las formaciones naturales de las rocas modeladas por el viento y el agua durante miles de años.




Pero quizás el lado más emotivo del Mall sea el Oeste, el que va del Monumento a Washington al Lincoln Memorial. En él se encuentran el Reflecting Pool y los memoriales de la II Guerra Mundial, de los Veteranos de Vietnam y de los Veteranos de la Guerra de Corea.






Tras recorrer los más de 3 km del National Mall, cruzamos por un puente el Potomac y continuamos caminando hasta el Cementerio de Arlington.

El Cementerio de Arlington es un cementerio militar establecido como tal durante la Guerra Civil Estadounidense en los terrenos de la casa del general derrotado Robert E. Lee. En él se encuentran enterrados veteranos de todas las guerras, desde la Guerra de Secesión hasta las recientes guerras de Iraq y Afganistán.


Pero la principal atracción del cementerio, a parte de las espeluznantes praderas repletas de blancas tumbas y la casa del general Lee, que aún se conserva, es la tumba del presidente John F. Kennedy, enterrado junto a su esposa, y la de su hermano Robert F. Kennedy.


Además, también puede aprovecharse para ver el Pentágono desde la colina de la Arlington House.


Hacia las 16:00 dimos por terminada nuestra visita a Washington y sin haber encontrado ningún lugar donde comer. Tomamos el metro de vuelta a Rosslyn, donde habíamos dejado nuestro coche, y al salir de Washington, camino de Mill Run, en Pennsylvania, nos detuvimos en una hamburguesería cojonuda, llamada Foster's Grille, y disfrutamos de una deliciosa comida-merienda-cena.

Después, tardamos unas cuatro horas y media en recorrer alrededor de 200 millas hacia el Noroeste, bordeando el límite de los estados de Maryland y Pennsylvania y adentrándonos después por carreteras secundarias, e incluso algún camino rural, en el Parque Estatal de Ohiopyle, hasta llegar hacia las 21:30 a esta preciosa casa en Mill Run, una diminuta población situada en plena naturaleza, en una región muy poco habitada de Pennsylvania.

Pincha aquí para ver el mapa de ruta.

La casa se encuentra a muy pocos minutos de la Casa de la cascada (fallingwater.org) de Frank Lloyd Wright, se llama Country Seasons y dispone de 4 habitaciones que se alquilan en servicio de Bed & Breakfast. Nosotros contactamos con los propietarios desde Madrid, vía correo electrónico.

Cuando llegamos, debido a lo tarde que era, no había nadie esperándonos, pero tuvieron la cortesía de dejarnos un sobrecito con mi nombre pegado en el cristal de una ventana junto a la puerta de entrada. El sobre contenía una llave y una tarjetita que nos daba la bienvenida y nos invitaba a sentirnos como en nuestra propia casa.

Aquella noche dormimos en la habitación "Summer Garden" y nos sentimos como las niñas de La casa de la pradera :D

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