domingo, 24 de febrero de 2008

Rodando en Alcorcón


Por fin un fin de semana en el que he podido practicar algo de deporte.

El viernes traumático partido de pádel en el polideportivo de Aluche. Traumático porque, he de reconocerlo, no se me dan nada bien los deportes de raqueta, pero menos aún cuando juego con una panda de cabronazos cuya táctica es hundirle la moral a uno con frasecitas del tipo: "le pegas como una nena" o "no le des más fuerte no sea que se te caigan los huevos". Menudas risas que se echaron a mi costa el Tibu, Nachete y Jacobo. A pesar de todo me he propuesto jugar todos los viernes. A ver cuanto me dura...

El sábado por fin llegó el gran día, viento de sureste a unos 15 km/h, no es mucho, pero bastó para que rodara por primera vez en Madrid, concretamente en Alcorcón, por la parte de atrás del centro comercial Tres Aguas. Es un coto privado de caza pero ningún guarda se pasó por allí a estropearnos la mañana, así que pudimos disfrutar de una estupenda mañana campera Diana, Bebé y yo. El buggy lógicamente no cogía mucha velocidad, pero después de tres meses sin rodar, aquello era más que suficiente y además me sirve de entrenamiento de cara a la Semana Santa. Ya nos hemos decidido por una casa rural en el Delta del Ebro. Allí si que sopla...



miércoles, 20 de febrero de 2008

Premio "No me tocan los cojones"


Mi más sincero agradecimiento al blog Lo que me toca los cojones por la concesión a A tu aire de tan escultural trofeo ;P

domingo, 3 de febrero de 2008

Salto BASE desde la Torre de Cristal de Madrid



A las 11.45 del pasado jueves, día soleado pero frío, viento suave, perfecto para saltar al vacío, los dos aventureros, para los que el riesgo es su vida, se adentraron como dos obreros más en una de las cuatro torres de la Ciudad Deportiva, futuro centro financiero madrileño.

El ‘comando’ estaba formado por cuatro personas. Los dos deportistas y dos cámaras, que se mantuvieron en todo momento en uno de los laterales del Paseo de la Castellana, frente a las torres, grabando y vigilando que no hubiera ninguna incidencia. Vestidos con dos monos de obra de color azul consiguieron pasar desapercibidos entre el trajín de trabajadores.

Una vez en la azotea, a unos 250 metros de altura, ambos grabaron los últimos momentos antes de precipitarse al vacío con una cámara de ojo de pez que tenían incrustada en sus cascos.

Quién le iba a decir al prestigioso arquitecto César Pelli, diseñador de la construcción y autor de las torres de Kuala Lumpur, que el techo de su obra iba a servir de trampolín del salto del año.

Tras aterrizar los dos, llegaba la última fase, la huida. "Vimos a un chico que desde un coche nos gritó que había sido la leche. Le preguntamos si nos podía llevar. Y el chico aceptó. Nos fuimos con él". Subidos en el coche del extraño con todos los aparejos encima alcanzaron una parada de taxis y allí pusieron pies en polvorosa.

Su ‘aventura’ recuerda a la protagonizada en diciembre por el austriaco Felix Baumgartner, que saltó en paracaídas desde el edificio más alto del mundo, el Taipeh 101, de 509 metros. Tras tomar tierra huyó hacia el aeropuerto. También lo hizo sin permiso.


Noticia extraida de El Mundo.es

El instante maravilloso. Poesía rusa del siglo XX

"La noche, la droguería, la calle, el farol" de Alexandr Blok


Maravillosa selección y traducción la que realiza el colombiano Jorge Bustamante García de la generación conocida en Rusia como "del siglo de plata". Esta generación abarca las tres o cuatro primeras décadas del siglo XX, pero Bustamante completa magníficamente el siglo añadiendo a los poetas Tarkovski y Brodski.

El instante maravilloso abarca poesías tan distintas como las de Sologub, Briúsov, Blok, Ajmátova, Pasternak, Esenin, etc. Pero todas estas poesías tienen en común, aún a su pesar, el estar marcadas por la impronta de una época convulsa, de guerras mundiales y revoluciones socialistas.

Una maravillosa colección de poemas que hablan de persecuciones, destierros, suicidios y amores esteparios; describiendo con precisión en la mente del lector los blancos paisajes del eterno invierno ruso.

Parafraseando a Anna Ajmátova, se trata de un libro profundo y admirable que surge de pronto y lo contiene todo.


Al despertar en la madrugada,
sofocada de alegría,
mirar las olas verdes,
por la ventana del camarote;
o en la cubierta a la interperie
abrigada con una piel afelpada
escuchar los zumbidos del barco
y no pensar en nada.
Y presintiendo un encuentro
con quien se ha convertido en mi estrella
rejuvenecer cada instante
a causa de las gotas saladas y el viento.

Anna Ajmátova (1889-1965)


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