Cuarto viaje colombino. La ruta de los huracanes (1502-1504) - Hernando Colón

El pasado verano adquirí como souvenir en el Muelle de las Carabelas, en La Rábida, el libro Cuarto viaje colombino, de la editorial Dustin.

El libro se compone de varios textos relacionados con el último viaje que realizó Colón a las Indias y que fue quizás el más accidentado. Entre otros documentos destacan: la carta que escribiera Cristóbal Colón, tras encallar en Jamaica, a los Reyes Católicos pidiéndoles auxilio; la relación hecha por Diego Méndez, escribano del Almirante durante su cuarto viaje; pero el texto más importante y más amplio es el fragmento sacado de la Historia del Almirante, los capítulos que van del LXXXVII al CVIII de la biografía que escribiera su propio hijo, Hernando Colón, testigo en primera persona de este viaje en el que acompañó por primera vez a su padre y a su tío Bartolomé Colón.

Las descripciones que Hernando Colón hace de los indios, así como de los lugares de: Cabo de Gracias a Dios, Cariay (actual Puerto Limón en Costa Rica), Portobelo, Veragua, etc., en la costa caribeña de Centroamérica, hacen que su lectura sea muy interesante:

"Los indios más cercanos a Caxinas se cubrían con las referidas camisetas pintadas, y pañetes delante de sus partes vergonzosas; [...] los que están más arriba, hacia Oriente, hasta el Cabo de Gracias a Dios, son casi negros, y de aspecto brutal; van completamente desnudos; en todo son muy rústicos, y, según decía el indio Jumbé que fue tomado, comen carne humana y peces crudos, tales como los matan; traen las orejas horadadas con tan anchos agujeros, que cómodamente podía pasarse por ellos un huevo de gallina".

"La gente de este país es casi de igual disposición que en las otras islas, pero no tienen las frentes anchas, como aquéllos, ni muestran tener religión alguna; hay entre ellos lenguas diferentes, [...] traen labrados los brazos y el cuerpo, de labores moriscas, hechas con fuego, que les dan parecer extraño; algunos llevan leones pintados, ciervos, castillos con torres y otras figuras diversas; [...] otros llevan colgando, sobre la frente, algunos mechones de pelo; pero cuando se componen para alguna fiesta, se tiñen la cara, unos de negro y otros de colorado; algunos se hacen rayas de varios colores en la cara; otros se tiñen el pico de la nariz; otros se dan de negro a los ojos, y así se adornan para parecer hermosos, aunque verdaderamente parecen diablos."

Desde luego leyendo el Cuarto viaje colombino uno se da cuenta de que se trata de una de esas aventuras en que la realidad supera a la ficción. Los motines en la Armada de Colón, las escaramuzas indígenas, la sucesión de tormentas tropicales, así como el añito que Colón y su tripulación tuvieron que pasar cual náufragos en la isla de Jamaica, hacen comparable este viaje con las mejores historias de Stevenson o Conrad.

Imágenes tomadas de http://maracaibo.ve.tripod.com/