Bueno, pues al final no fueron muchas las ocasiones en que pude sacar el buggy, pero para ser agosto la verdad es que no me puedo quejar. Isla Canela en particular y la costa onubense en general sigue siendo una zona muy poco frecuentada por el turismo y a primera hora de la mañana, al atardecer o incluso en la hora de la siesta no resulta complicado encontrar espacio en la playa para la práctica del kitebuggy incluso en pleno verano, siempre y cuando la bajamar y el viento acompañen...
Yo estuve rodando un par de veces en una zona cercana a la desembocadura del Guadiana. Allí la bajamar deja una explanada bastante grande, de arena compacta; aunque de superficie bastante ondulada que no permite coger demasiada velocidad. Además, hay que sortear los surcos que los mariscadores realizan, al horadar la tierra con los pies, buscando coquinas.
A pesar de estos inconvenientes, rodar en Isla Canela no deja de ser una experiencia inolvidable. Una playa de hermosas bajamares, que dejan al descubierto efímeros islotes de arena ocupados por bandadas de gaviotas, e incombustibles atardeceres en los que el sol se esconde tras tierras portuguesas.
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