17 de junio de 2009, miércoles.
Abandonamos nuestro motel a las afueras de Lancaster hacia las 8:30 am con destino a Nueva York. A lo largo de la Ruta 30, camino de Philadelphia, nos cruzamos con varios amish en sus buggies que imagino irían a sus lugares de trabajo.
En poco más de dos horas y media nos plantamos en Manhattan (ver mapa de ruta) y a pesar de que el gps perdió la cobertura al meternos debajo de los rascacielos, no nos fue difícil orientarnos por sus avenidas y calles de geometría cartesiana. Entregamos el coche en las oficinas de Alamo y caminamos un par de manzanas hasta nuestro nuevo hotel, el Confort Inn Manhattan, situado excelentemente, a los pies del Empire State, en 35th st, en el cruce de 6th ave. con Broadway, junto a Macy's.
Dejamos nuestros bártulos en la acogedora habitación, de nuevo con cama de 2 x 2, y tomamos el metro hasta
Columbus Circle, donde unos chicos dominicanos nos alquilaron un par de bicicletas con las que recorrimos de punta a punta
Central Park.
Central Park, situado justo en el centro de Manhattan, ocupa una extensión de 341 Ha. Fue construido entre 1858 y 1873 sobre unos terrenos pantanosos con el fin de dotar a la populosa ciudad de un área de expansión y de recreo, siguiendo el ejemplo de ciudades europeas como París o Londres.
El parque cuenta con enormes extensiones de césped, arboledas, áreas deportivas y lagos artificiales; el más grande, situado en la parte central, es conocido desde 1994 como Jacqueline Kennedy Onassis Reservoir. Repartidos por cada rincón del parque también pueden encontrarse varios monumentos: una hermosa escultura de bronce del célebre cuentista Hans Christian Andersen; otra de Alicia en el país de las maravillas, acompañada por el gato Cheshire, el Sombrerero Loco y el lirón; e incluso un auténtico castillo de estilo victoriano, el Belvedere Castle.
Junto a Central Park, en west 72 st, se encuentra el edificio Dakota. Un bloque de apartamentos construido entre 1880 y 1884 y cuya ornamentación refleja una fuerte influencia francesa. En este edificio han residido numerosos personajes célebres, pero quizás el más conocido sea John Lennon, asesinado a sus puertas el 8 de diciembre de 1980.
Al sur del parque, donde termina la Avenida de las Américas, se encuentran varias esculturas de libertadores americanos, como San Martín, Simón Bolívar o José Martí.
Devolvimos las bicicletas en
Columbus Circle, comimos algo por allí y tomamos el metro hasta
86 st. para ver el museo
Guggenheim, diseñado por el célebre arquitecto de
la Casa de la cascada Frank Lloyd Wright y construido en 1956. El acceso a la exposición nos pareció excesivamente caro, por lo que decidimos no entrar; además el edificio en sí mismo ya es una obra de arte y la famosa rampa helicoidal puede verse gratuitamente desde el
lobby del museo.
Tras descansar un rato en el hotel, al atardecer fuimos hasta el Puente de Brooklyn y lo cruzamos caminando. Yo ya había cruzado sus casi 2 km de largo la semana anterior -solo, porque Diana aquella noche se encontraba muy cansada- pero en cualquier caso no tenía inconveniente de cruzar otras mil veces lo que sin duda es la edificación más fotogénica de Nueva York.
La construcción del Puente de Brooklyn comenzó el 3 de enero de 1870 y se terminó 13 años después, convirtiéndose en el primer puente del mundo suspendido mediante cables de acero. Sus torres de estilo neogótico, con arcos apuntados, pronto se convertirían en uno de los símbolos más emblemáticos de Nueva York, apareciendo en multitud de películas y series de televisión a lo largo de todo el siglo XX y lo que va del siglo XXI.
En 2003 a punto estuvieron de convertirse en realidad algunas de las escenas más catastrofistas rodadas en este puente, cuando un hombre llamado Lyman Faris fue condenado a 20 años de cárcel por suministrar información a Al-Qaeda con el fin de hacer caer el puente cortando sus cables.
En la actualidad el puente cuenta con seis carriles para vehículos y con una pasarela superior para peatones y bicicletas.
Al llegar a la orilla de Brooklyn, muchos turistas se dirigen al River Café para disfrutar de unas estupendas vistas del skyline de Manhattan mientras cenan o toman una copa.
2 comentarios:
Impresionantes vistas las que nos muestras, Ingelmo, gracias.
La verdad que Nueva York debe ser la ciudad más típica y tópica para visitar, pero tiene pinta de merecer la pena ¿no?
Un saludo
buenas!!
bien.. queria agradecerte por compartir, tus momentos vividos en usa.
llegue aqui, gracias a: "into the wild". en particular me gusto como desarrolaste, esta historia.
gracias.
saludos!!!
martin
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