Tendría que pasar allí la noche del domingo y regresar a Madrid el lunes al mediodía después de trabajar, pero como era mi primer viaje a las Canarias decidí volar el domingo por la mañana, bien temprano, alquilar un coche y dedicar el día a recorrer la isla.
Desde el Mirador de La Rambleta, a tan sólo 163 metros de la cumbre, las vistas sobre las Cañadas del Teide, una de las mayores calderas del mundo, con los Roques de García y el Valle de Ucanca, son impresionantes. Y bordeando el cono del volcán por el sendero creado a tal efecto se llega hasta el Mirador del Pico Viejo, desde donde puede divisarse el cráter de 800 metros de diámetro de la Montaña Chahorra o Pico Viejo. Precisamente aquí se produjo la última erupción del Teide, en 1798.
El sendero Telesforo Bravo, único que conecta con la cumbre más alta de España (3.718 m.), se encuentra controlado. En los últimos años, por motivos de seguridad, el Parque Nacional ha restringido el paso de visitantes para evitar la destrucción del cono y su cráter, estando sólo permitido su uso a las personas que tramiten su permiso en las Oficinas del Parque Nacional del Teide, en Santa Cruz de Tenerife, o lo soliciten por correo postal, fax o correo electrónico con al menos una semana de antelación. Yo lo desconocía y al final me quedé con las ganas de llegar hasta la cumbre. Me queda el consuelo de haber superado mi propia marca de altitud, los 3.479 metros del Mulhacén.
El descenso del Teide lo realicé por la carretera TF-21, atravesando el Valle de la Oratava en dirección a Puerto de La Cruz. Tras sumergirme en el mar de nubes, que se forma en la ladera norte gracias principalmente a los vientos alisios, llegué a la costa. Es impresionante el contraste entre el microclima de esta zona, muy fértil, donde se cultivan papas, plataneras e incluso vides, con el de la zona sur de la isla, árida y estéril. Como digo la causa principal de estas diferencias climáticas entre el norte y el sur de la isla son los vientos alisios al verse detenidos por la altitud del volcán en su cara norte. Este fenómeno hace que en barlovento se registre un 73% de las precipitaciones totales, que la humedad relativa del aire sea superior y la insolación inferior.
En Puerto de la Cruz aproveché para pegarme un baño en una piscina "natural" y, tumbado sobre la toalla, disfrutar de las acrobacias que varios parapentistas realizaban aprovechando las térmicas que ascienden junto a las fachadas de los hoteles. No en vano, en la localidad vecina de Los Realejos, se celebra cada año el famoso Festival Internacional de Parapente FLYPA.
Ya estaba anocheciendo cuando decidí que era el momento de ir al hotel a dejar los bártulos y pegarme una ducha. La empresa me había reservado habitación en un hotel en Guincho (San Miguel de Abona), muy cerca del aeropuerto Tenerife Sur y de las Chafiras donde tenía que asistir a la inauguración de un local al día siguiente.
El extremo sur de la isla, donde se encontraba el hotel, resultó ser una verdadera "colonia" inglesa. Campos de golf, resorts, urbanizaciones de chalés y pubs irlandeses por doquier, con carteles indicativos en inglés en cada esquina. Decidí ir a cenar por la zona de Los Cristianos y Playa de América y más de lo mismo, centros comerciales y de ocio al aire libre abarrotados de anglosajones que disfrutaban de sus vacaciones en familia.
Lo mejor era recogerse temprano. Al día siguiente me tocaba madrugar.
2 comentarios:
Pero ...qué bien t lo pasas!!!!(currando...) Luego nos quejamos...pero esa entidad al final, va a ser que no es del todo marroón...
:-P
Y espera a que te cuente la última...
Me han apuntado a un curso postgrado. En octubre comienzo las clases ;P
Ya te contaré más detenidamente.
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