viernes, 25 de julio de 2008

Tenerife, límite 24 horas


El lunes, por motivos de trabajo, tenía que estar a primera hora de la mañana en Las Chafiras (Tenerife) para la apertura de un nuevo local. Así que, qué mejor oportunidad para conocer la isla...

Tendría que pasar allí la noche del domingo y regresar a Madrid el lunes al mediodía después de trabajar, pero como era mi primer viaje a las Canarias decidí volar el domingo por la mañana, bien temprano, alquilar un coche y dedicar el día a recorrer la isla.

A las 9:50 hora local aterricé en el aeropuerto Tenerife Norte, allí recogí un volkswagen polo de color azul y en unos pocos minutos me planté en Santa Cruz de Tenerife. Lo primero que visité fue el Auditorio de Santiago Calatrava inspirado, según dicen, en la Opera de Sidney, aunque a mí más bien me recordaba a otros edificios del arquitecto como el Palau de les Arts de Valencia o el reciente proyecto elegido por la ciudad de Atlanta, el Atlanta Simphony Center.


Desde allí me dirigí a la Plaza de España donde en una oficina de turismo cercana me facilitaron un mapa de la ciudad y otro de carreteras de Tenerife y me recomendaron, como toma de contacto con la ciudad, un itinerario básico. Subí por la peatonal Calle de Castillo hasta la Plaza General Weyler (quien fuera capitán general de Cuba durante la sublevación independentista de José Martí y Máximo Gómez), allí tomé la Avenida 25 de julio y cruzando la Plaza de los Patos llegué hasta la Rambla del General Franco. Curioso, Santa Cruz de Tenerife debe de ser una de las pocas ciudades que aún conserva nombres de calles que hacen alusión a la Dictadura. Tras hacer un breve descanso en el parque municipal y jardín botánico García Sanabria continué bajando por la Rambla hasta la Avenida Francisco La Roche, que tomándola a la derecha me devolvió a la Plaza de España. Mi próximo destino el Teide.


Tras 65 km. por carretera de montaña, la TF-24, disfrutando de los incomparables paisajes que ofrece el Parque Nacional del Teide, llegué hasta la Estación Inferior del Teleférico, situada en la base del volcán a 2.356 m. de altitud. Desde aquí hasta La Rambleta a 3.555 m. existen dos posibilidades: o se camina durante aproximadamente 6 horas o se asciende en a penas 8 minutos con el teleférico los 1.199 metros de desnivel. A pesar de lo interesante de la primera alternativa, por falta de tiempo tuve que inclinarme por la segunda opción.


Desde el Mirador de La Rambleta, a tan sólo 163 metros de la cumbre, las vistas sobre las Cañadas del Teide, una de las mayores calderas del mundo, con los Roques de García y el Valle de Ucanca, son impresionantes. Y bordeando el cono del volcán por el sendero creado a tal efecto se llega hasta el Mirador del Pico Viejo, desde donde puede divisarse el cráter de 800 metros de diámetro de la Montaña Chahorra o Pico Viejo. Precisamente aquí se produjo la última erupción del Teide, en 1798.

El sendero Telesforo Bravo, único que conecta con la cumbre más alta de España (3.718 m.), se encuentra controlado. En los últimos años, por motivos de seguridad, el Parque Nacional ha restringido el paso de visitantes para evitar la destrucción del cono y su cráter, estando sólo permitido su uso a las personas que tramiten su permiso en las Oficinas del Parque Nacional del Teide, en Santa Cruz de Tenerife, o lo soliciten por correo postal, fax o correo electrónico con al menos una semana de antelación. Yo lo desconocía y al final me quedé con las ganas de llegar hasta la cumbre. Me queda el consuelo de haber superado mi propia marca de altitud, los 3.479 metros del Mulhacén.


El descenso del Teide lo realicé por la carretera TF-21, atravesando el Valle de la Oratava en dirección a Puerto de La Cruz. Tras sumergirme en el mar de nubes, que se forma en la ladera norte gracias principalmente a los vientos alisios, llegué a la costa. Es impresionante el contraste entre el microclima de esta zona, muy fértil, donde se cultivan papas, plataneras e incluso vides, con el de la zona sur de la isla, árida y estéril. Como digo la causa principal de estas diferencias climáticas entre el norte y el sur de la isla son los vientos alisios al verse detenidos por la altitud del volcán en su cara norte. Este fenómeno hace que en barlovento se registre un 73% de las precipitaciones totales, que la humedad relativa del aire sea superior y la insolación inferior.


En Puerto de la Cruz aproveché para pegarme un baño en una piscina "natural" y, tumbado sobre la toalla, disfrutar de las acrobacias que varios parapentistas realizaban aprovechando las térmicas que ascienden junto a las fachadas de los hoteles. No en vano, en la localidad vecina de Los Realejos, se celebra cada año el famoso Festival Internacional de Parapente FLYPA.


Ya estaba anocheciendo cuando decidí que era el momento de ir al hotel a dejar los bártulos y pegarme una ducha. La empresa me había reservado habitación en un hotel en Guincho (San Miguel de Abona), muy cerca del aeropuerto Tenerife Sur y de las Chafiras donde tenía que asistir a la inauguración de un local al día siguiente.

El extremo sur de la isla, donde se encontraba el hotel, resultó ser una verdadera "colonia" inglesa. Campos de golf, resorts, urbanizaciones de chalés y pubs irlandeses por doquier, con carteles indicativos en inglés en cada esquina. Decidí ir a cenar por la zona de Los Cristianos y Playa de América y más de lo mismo, centros comerciales y de ocio al aire libre abarrotados de anglosajones que disfrutaban de sus vacaciones en familia.

Lo mejor era recogerse temprano. Al día siguiente me tocaba madrugar.

2 comentarios:

Chinita dijo...

Pero ...qué bien t lo pasas!!!!(currando...) Luego nos quejamos...pero esa entidad al final, va a ser que no es del todo marroón...
:-P

ingelmo dijo...

Y espera a que te cuente la última...

Me han apuntado a un curso postgrado. En octubre comienzo las clases ;P

Ya te contaré más detenidamente.

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