19 de julio de 2007, jueves.
Cuando nos despertamos Yunia ya tenía preparado el desayuno. Sin ninguna prisa nos tomamos el café mientras charlábamos. Quizás tratábamos de alargar lo más posible la despedida; pero finalmente tuvimos que decir adiós. Quedamos en que la próxima vez nos veríamos en Madrid, aunque antes Yunia tendría que resolver algunos problemillas con su documentación.
Camino de la estación yo pensaba en el pueblecito cubano que Yunia había dejado atrás, Viñales. Allá quedaban su familia, su colegio y sus amigos de la infancia, el barcito de la plaza, donde se podía bailar casino casi a diario, y las noches locas del Palenque junto a Olguita, Yerenia, Nela y los demás. Había dejado todo aquello y se había venido a vivir a Italia, a una casita rodeada de maizales a las afueras de Vicenza. Era lógico que se sintiera sola, ¿no?. Ni siquiera sabía cuando podría regresar a su país para visitar a su familia. Entonces, ¿verdadéramente le había compensado el cambio? Pienso que tal vez si: al menos ahora tenía la esperanza de un futuro mejor...
En la estación de Vicenza tomamos el tren a Verona, donde visitamos el anfiteatro romano Arena di Verona, excelentemente conservado y engalanado para la representación nocturna de La Boheme. Después quisimos visitar la Casa de Julieta o al menos el lugar donde la tradición sitúa el balcón de la tragedia que escribiera Shakespeare. Allí nos entretuvimos leyendo algunos de los mensajes de amor, que los visitantes dejan como prueba de su paso, sujetos con chicles de todos los colores sobre los muros de la casa. Luego estuvimos paseando por los alrededores de la Piazza delle Erbe, la Piazza dei Signori y la catedral, hasta que paramos a comer.
Después tomamos de nuevo el tren hasta Milán. Allí habíamos reservado nuestra última noche en Italia en el Hotel Vienna, en Via Astolfo nº 5, muy cerca de la parada de metro de Lambrate (Tel. 02 266.36.26 - 266.32.51). Un hotelucho económico pero muy confortable.
Dejamos nuestras maletas y fuimos a conocer el famoso Quadrilatero d'Oro, una pequeña zona de calles peatonales abarrotada de boutiques de los diseñadores más famosos y apreciados del mundo, como: Emporio Armani, Gucci, Prada, Versace, Dolce & Gabbana, Gianfranco Ferré, Chanel, Moschino, Hermes, Kenzo, Trussadi o Paul Smith. Y para los amantes del oro y los diamantes: Tiffany & Co, Cartier y Damiani.
Curioseando en los escaparates encontramos zapatos de 500€, bolsos de 1.400€ y chaquetas de 1.500€. Pero lo más increíble fue que nos cruzamos con algunas personas que iban cargadas con varias bolsas de las susodichas tiendas.
Diana y yo nos conformamos con tomarnos un granizado de limón bien fresquito en una terraza de la zona. Después nos fuimos a dormir. Estábamos derrotaos.
3 comentarios:
Deduzco que debes de estar por tus Madriles queridos esperando la llegada de tu hijo,…..ummm, magnifico “titulo” el de “Padre”, …jejeje espero que valla todo rápido y bien.
Encuanto lo de la Isla, te aseguro que si se lo proponen y lo hacen “bien”, será bien para “alguien” pero no para el entorno y los que en el vivimos, dentro y fuera del mar, seguro.
Saludos desde la Malva……..
Adivinaste!! Ya ando por Madrid esperando que venga al mundo esa criaturita. En 9 días salimos de cuentas.
Muchísimas gracias por incluirme, al godar, y por ese estupendo trabajo.
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