miércoles, 26 de septiembre de 2007

Italia. Día 9: Pisa y Siena


16 de julio de 2007, lunes.


Nos levantamos a las 6:30 am. Hoy nos espera un día duro. Nuestra intención es visitar en el mismo día las ciudades de Pisa y Siena y regresar a Florencia para dormir. Además, como sabéis, realizaremos la excursión en transporte público, nada de coches de alquiler.

Desayunamos en la estación de Santa Maria Novella y cogemos el tren de las 7:38. Al llegar a la estación de Pisa Centrale es necesario tomar un autobús hasta la Piazza dei Miracoli, considerada una de las plazas más encantadoras del mundo, aunque a nosotros la verdad no nos pareció para tanto. Hacia las 9:30 estábamos bajo la famosa torre inclinada. ¡Impresionante! Más de cuatro metros se inclina la parte superior de la torre con respecto a su base. Dan ganas de darle un empujoncito para ver si se termina de caer ;P pero no os apuréis que la tienen muy bien sujeta...

Sacamos unas cuantas fotos al conjunto monumental que diseñara Pisano aprovechando que a esas horas la plaza estaba todavía prácticamente desierta. Incluso muchas de las tiendas de souvenirs todavía no habían abierto.

No nos parecía demasiado interesante subir a lo alto de la torre y sí demasiado caro (quince pavos por persona), así que hacia las diez y media de la mañana, cuando la explanada comenzaba a abarrotarse de turistas que trataban de hacerse la típica foto con los brazos extendidos como si estuviesen soportando la torre, decidimos marcharnos a Siena.

Tomamos de nuevo el autobús hasta la estación de tren y después dos trenes hasta Siena, ya que hay que hacer transbordo en Empoli. Al llegar a Siena todavía hay que coger un autobús más hasta el centro histórico de la ciudad.


Hacía un calor horrible así que antes de comenzar a pasear por la ciudad decidimos meternos a comer en algún lugar fresco.

Encontramos un lugar muy recomendable en costa di S. Antonio nº4, una pequeña osteria de aspecto medieval y platos típicos sieneses, La Chiacchera (Tel. 0577/280631). El local estaba lleno y nos toco compartir mesa con otros dos turistas, lo cual hizo la comida aún más agradable e interesante pues se trataba de un padre y un hijo suizos pero del cantón italiano lo cual facilitaba que nos entendiéramos conversando.

Un joven y vivaracho camarero nos atendió muy amablemente al ver que eramos españoles, tenía pensado viajar a Madrid a primeros de enero y comenzó a hacer alardes de su dominio del español, que dicho sea de paso era bien escaso. Comimos una pasta fresca que el nos recomendó, pici boscaiola y pici aglione, de postre cantucci e vin santo. Cuando terminamos de comer le pedí una tarjeta y que me apuntara en ella el nombre de los platos que habíamos comido porque nos estuvo todo buenísimo.

Después de comer paseamos por la fabulosa piazza del Campo, de hermosos y ordenados edificios rojos, y nos fotografiamos frente al majestuoso Palazzo Comunale y su altísima torre del siglo XIII, la Torre del Mangia de ciento dos metros de altura. Luego, paseando por las laberínticas calles de Siena, llegamos hasta la catedral, situada en la parte más alta de la ciudad. Se trata de una de las iglesias góticas más grandes de Italia, terminada en el siglo XIII. Su magnífica fachada de mármoles policromados verdes, blancos y rojos, fue iniciada por Geovanni Pisano. En 1339, los gobernantes de la ciudad planearon ampliar la catedral y convertirla en una de las iglesias más grandes de Italia. El osado plan, que consistía en construir una inmensa nave nueva haciendo que la iglesia actual se convirtiera en el transepto, fue abandonado a causa de la peste de 1348, quedando las obras en un estado muy avanzado y pudiendo visitarse hoy en día. De hecho las vistas desde lo alto de sus muros son extraordinarias.


Para regresar a Florencia tuvimos que tomar de nuevo el autobús hasta la estación del tren de Siena y allí un tren directo a Santa Maria Novella.

En el apartamento nos tomamos un merecido descanso después una reconstituyente ducha fresca. Luego fuimos de nuevo a cenar a la trattoria Il Giardino y a despedirnos de la camarera de Ciego de Ávila. Esta vez toco una cenita algo más ligera: linguine frutti di mare para Diana y raviolonis de fungi porcini para mí.

1 comentarios:

Camila dijo...

Seria un placer poder conseguir vuelos promocionales para disfrutar de las distintas ciudades que hay en Italia y todas las atracciones turísticas que hay para recorrer

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