Ya hace algo más de dos años que escribí este poema. Era por la mañana temprano, bajaba por Antonio Leyva camino del metro de Marqués de Vadillo y como un poseso iba tomando notas en unas hojas del trabajo. Lo completé durante el largo trayecto que separa mi casa de la oficina, cerca de Cuzco. Lo triste es que todavía hoy este poema siga de actualidad...
Por mi calle sobrevuelan halcones
que habitan en las azoteas.
Por mi calle sobrevuelan halcones
vigías,
que rabiosos escupen llamaradas de fuego.
Por mi calle sobrevuelan halcones
imperiales y oscuras aves anidan
sobre los pozos de Basora.
En mi calle las casas están
vacías. Mis vecinos huyeron de un barrio
con paramentos salpicados de sangre.
En mi calle los alcorques están secos y las lágrimas
forman parte de la circulación
sanguínea. En mi barrio
montones de cadáveres descansan sobre cadáveres
y la carroña deambula sonámbula por las calles
armada. Llevan fusiles cargados de miedo
y sobre la espalda un gran fardo
que habitan en las azoteas.
Por mi calle sobrevuelan halcones
vigías,
que rabiosos escupen llamaradas de fuego.
Por mi calle sobrevuelan halcones
imperiales y oscuras aves anidan
sobre los pozos de Basora.
En mi calle las casas están
vacías. Mis vecinos huyeron de un barrio
con paramentos salpicados de sangre.
En mi calle los alcorques están secos y las lágrimas
forman parte de la circulación
sanguínea. En mi barrio
montones de cadáveres descansan sobre cadáveres
y la carroña deambula sonámbula por las calles
armada. Llevan fusiles cargados de miedo
y sobre la espalda un gran fardo
portador de mutiladas esperanzas.
3 comentarios:
me ha encantado el poema
Tienes madera...
Ahora el comentario coña...
No me extraña que te saliera la vena poeta y fatídica...trabajando donde trabajabas, con tanta inspiración ...era normal.
jejeje...
Vamos a quedar la semana que viene a comer...andarás por los madriles???
bsts a los tres
Quiero agradecer aquí el enlace realizado a este poema por el blog Contra los Gigantes:
http://laopiniondelcuco.blogcindario.com/2008/10/00305-antonio-leyva-esa-calle-de-mierda.html
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