miércoles, 22 de agosto de 2007

Italia. Día 7: Florencia


14 de julio de 2007, sábado.

Desayunamos unos capuccinos con bollería en la via della Scala y nos cobraron un ojo de la cara por ocupar una pequeña mesita. Después nos acercamos a la estación de trenes Santa Maria Novella, queríamos informarnos a cerca de las posibles combinaciones con Pisa y Siena, ya que pensábamos realizar una excursión a estas dos ciudades el siguiente lunes. En la ventanilla de información amablemente nos indicaron que la mejor combinación es: Florencia-Pisa, Pisa-Siena con transbordo en Empoli y Siena-Florencia. En cuanto a los horarios no hay demasiados problemas, pues son bastantes los trenes que comunican Florencia con estas ciudades.

Después, junto a la estación, tomamos el autobús nº 13 que tras un larguísimo y pesado trayecto, ambientado por el vocerío y las risas de un grupo de adolescentes españoles hiper-hormonados, nos dejó en la Piazzale Michelangelo. Desde esta plaza, situada sobre una colina en la orilla izquierda del Arno, se disfrutan unas vistas maravillosas de la ciudad. Luego bajamos caminando hasta el Palazzo Pitti y en una frutería de barrio compramos unas riquísimas uvas, gordas y amarillas. Todavía me estoy preguntando de dónde vendrían en temporada tan temprana estas primeras uvas del año. Nos conformamos con ver la plaza y la fachada del palacio que fuera construido para la familia Pitti, rival de los Medici, pero es que son tantas las cosas que ver en Florencia que lo mejor es seleccionar si uno no quiere terminar saturado.

Desde la Piazza dei Pitti fuimos hasta la catedral de Santa Maria del Fiore, atravesando el Ponte Vecchio y la Piazza della Signoria, donde paramos a comer en un turístico restaurante. Luego, en la plaza del Duomo visitamos el Museo dell'Opera del Duomo, de visita imprescindible, pues en él se pueden ver, a parte de los tesoros escultóricos que se fueron retirando de la catedral en sus sucesivas reformas, el equipo que utilizó Brunelleschi para construir la cúpula, dos maquetas y varios planos. Además, en el entresuelo se encuentra la pietà inacabada que Miguel Ángel esculpió para su propia tumba. La escultura realmente representa el descendimiento de Cristo sujeto por la Virgen, la Magdalena y José de Arimatea, dispuestos de forma piramidal con el vértice en este último, que podría ser un autorretrato del artista.

Cuando salimos del museo visitamos el interior de la catedral, cuya escasa decoración contrasta con la rica fachada. Mención especial merecen los frescos de la enorme cúpula, comenzados en 1568 por Vasari y Zuccari y terminados por éste último y otros colaboradores en 1579. La parte superior, obra de Vasari, representa a Los 24 Ancianos del Apocalipsis. Otras secciones son, de arriba a bajo, los Coros de Ángeles, Cristo, María y los Santos, Virtudes, Regalos del Espíritu Santo, Beatitudes, Pecados Mortales e Infierno. Consideradas de calidad desigual debido a las colaboraciones de distintos artistas y a la utilización de diferentes técnicas. (Para información a cerca de la cúpula ver capítulo anterior).

Salimos del Duomo camino de la Basilica di San Lorenzo, reconstruida por Bruneleschi en 1425 por encargo de los Medici, pero eran las cinco de la tarde y ésta ya se encontraba cerrada. Entonces continuamos nuestro camino hasta la Galleria dell'Academia, donde después de ver la tremenda cola que había para entrar decidimos dejar el David, junto con la Capilla Medici de San Lorenzo, para el día siguiente.

Cuando llegamos al apartamento aún era pronto. Descansamos un rato y después aprovechamos para lavar la ropa sucia en un Wash & Dry cercano. Para mi era la segunda vez que utilizaba una de estas lavanderías self service. La primera fue en Amsterdam, hace ya seis años, después de recorrer media Europa en tren. Estas lavanderías suelen ser un buen lugar para conocer viajeros de cualquier parte del globo o para charlar relajadamente con bohemios habitantes locales. Diana, en un "te cambio este poco jabón por el suavizante que te sobre", se hizo amiga de un simpático japonés.

Después de hacer la colada decidimos darnos un homenaje. Nos pusimos guapos y fuimos a cenar a una trattoria que nos había recomendado el propietario del apartamento. Su nombre: Il Giardino, en via della Scala 61. Yo pedí una bistecca alla fiorentina con guarnición de patatas, una botella pequeña de vino toscano Domasco Chianti y de colofón un digestivo limoncello. Diana, osobucco y de postre tiramisù. Todo ello servido además en español por una simpatiquísima mulata de Ciego de Ávila (Cuba). Calidad-precio excelente.

En comparación con Nápoles y Roma (ya sé que las comparaciones son odiosas y esta además es simplista) la gente que hemos encontrado en Florencia es mucho más agradable. Siempre te atienden con una sonrisa. Además la ciudad por su pequeño tamaño y su gran belleza resulta muy agradable para pasear. No hay un tráfico excesivo de vehículos y la mayor parte del centro es peatonal. Lástima que su ambiente más tradicional se vea aveces empañado por la masificación turística.

5 comentarios:

alejandra dijo...

Italia, Florencia... alguna vez seguró estaré allí, que envidia!
a ver si se me contagia algo de las grandes personas que vivieron alli!

Anónimo dijo...

Florencia, lo mejor del viaje sin lugar a dudas: la gente, el arte, la historia, la arquitectura...en fin, por todo!
Que pena estar tan gordita ya y no haber podido pasear más abrazados por sus calles llenas de descubrimientos arquitectonicos en cada esquina.

Anónimo dijo...

Hemos pasado 4 dia en Florencia y siguiendo tus recomendaciones fuimos a cenar a la Tratoria 'Il Giardino', nos atendió la simpatica mulata y cenamos muy bien. Yo llevaba impresos tus comentarios y le hizo ilusión saber que hablaban bien de ella y que otros clientes llegaban gracias a ello. Me pidió la direccion de tu blog y hoy se la he enviado.

ingelmo dijo...

Me alegro de que os fuera útil el post y que encontráseis un buen lugar donde comer y poder charlar en castellano con Liuva. Su nombre lo sé gracias a vosotros ;-)

Un abrazo, espero veros por el blog de vez en cuando.

Fibonacci dijo...

Visitar Florencia es uno de mis sueños por cumplir.

Gracias por escribir este post.

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